Falcon Lake
Alejandra Lomelí
Con una filmografía de más de veinte títulos como actriz, Charlotte Le Bon se ha colocado tras la cámara en dos ocasiones, la primera fue con el cortometraje Judith Hotel en 2018, la segunda es Falcon Lake, su primer largometraje estrenado este año en el Festival de Cine de Cannes.
Basada libremente en la novela gráfica Une Soeur de Bastien Vives, la historia gira en torno a Bastien (Joseph Engel), un adolescente parisino de trece años, y Chloé (Sara Montpetit), cuatro años mayor. Ambos pasan las vacaciones de verano con sus respectivas familias en una cabaña junto a un lago en Quebec, Canadá. A pesar de la diferencia de edad, de los miedos infantiles de Bastien y de las decepciones amorosas de Chloé, empiezan a desarrollar un vínculo especial, pero será Bastien quien deba enfrentar sus temores para conseguir un lugar en el corazón de Chloé. A todo esto, se agrega una inquietante leyenda sobre un fantasma que habita en el lago.
Falcon Lake es un debut notable para la directora franco-canadiense, también es inesperado en su género, un coming-of-age con algunos elementos propios del cine de terror, un enfoque poco común en las historias relacionadas con la transición de la niñez a la vida adulta y, sin embargo, es en este coqueteo con lo sobrenatural donde encontramos una lectura más profunda de las inquietudes que experimentan los protagonistas ante su inminente encuentro con la vida adulta, sus relaciones amorosas e incluso, el encuentro con uno mismo. Una decisión afortunada por parte de la directora, ya que no sólo le aporta un aura espectral en los términos más puros del suspenso, sino en un sentido simbólico.
Le Bon captura con sensibilidad la fragilidad adolescente, pero también la idealización del primer amor, encontrando en el formato 1:37 el aliado perfecto para experimentar las emociones y sumergirnos en la intimidad del relato. Hay otros rubros técnicos en los que se apoya para crear una atmósfera bucólica, tan idílica como amenazante, por ejemplo, la banda sonora, la textura cálida de la fotografía y las tomas estáticas de un bosque que en momentos toma un rol protagónico, como si de un personaje más se tratase.
Charlotte Le Bon mantiene todos los elementos equilibrados, es cierto que no estamos presenciamos un drama particularmente original, pero deslumbra por su propuesta formal y su narrativa poco convencional. Falcon Lake es una declaración de intenciones de una cineasta prometedora.